De excursión con el peque de la familia.
Mi suegro es un apasionado del senderismo y la naturaleza. Toda su ilusión es disfrutar de la misma con sus nietos, contagiándoles esta afición, este amor por el entorno, por el medio ambiente. Así que el otro día me fui de excursión con el abuelo y mi hijo de 3 años a cruzar un río. A mojarnos los pies.
Durante todo el trayecto resultó precioso ver la conexión entre ambos. La química y complicidad entre ambas generaciones. Sin duda, el que más disfrutó fue el peque de la familia. Como loco. Cantando canciones. Sin parar de reír. Corriendo de un lado para otro. Cogiendo moras. Saltando de piedra en piedra. Chapoteando en el agua. No paró. Se lo pasó en grande.
Por cierto, mi hijo también lo pasó muy bien…
Pero es que lo del abuelo es admirable. Es «el peque de la familia» porque sigue teniendo la misma ilusión de un niño pequeño. La misma mirada traviesa. Las mismas ganas de sonreír, de vivir.
¿Te acuerdas de aquella sensación? Ojalá no perdiéramos nunca esa vitalidad. Gracias por disfrutar como un enano con tus nietos. Gracias por ser como eres abuelo.